Las Guerras Napoleónicas


La llegada al poder de Napoleón en 1799 y su proclamación como Emperador en 1804 alteró las relaciones internacionales y renovó la alianza española con Francia. La presión de Napoleón sobre Carlos IV vio como fruto la restitución de Manuel de Godoy en el poder, quien declaró en 1802 la guerra al reino de Portugal, principal aliado del Reino Unido en el continente.

La batalla de Trafalgar, en 1805, puso de manifiesto el fin de tres siglos de supremacía naval de la Armada Invencible, lugar que pasaría a ocupar la flota británica. Asimismo, este resultado minó la capacidad de España para defender y mantener su imperio.

Las guerras napoleónicas también repercutieron en el Plata. Desde los inicios de la Conquista de América, Inglaterra se había interesado en las riquezas de la región.

La Paz de Basilea, en 1795, puso fin a la guerra entre España y la Revolución francesa. En 1796, por el tratado de San Ildefonso, España se alió con Francia, que estaba en guerra con Inglaterra, abriendo así la brecha que justificaría la actuación militar de Gran Bretaña, que buscaba obtener mayor influencia sobre las colonias españolas.

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